Sarah y Luke Flanagan, una pareja de Leeds (Inglaterra), han podido evitar todas las consecuencias de la pandemia generada por el COVID-19, ya que desde hace un tiempo alquilan una casa en una isla remota del condado de Donegol (Irlanda) desde a mediados de marzo pasado, es decir desde el inicio del confinamiento mundial.
La pareja viva en Escocia, desde hace 2 años y fue hasta días antes de que las autoridades británicas decretaran por primera vez el confinamiento cuando decidieron mudarse a la dicha isla para convertirse en los únicos dos habitantes de esta.
A pesar de que su nuevo hogar no cuenta con electricidad, gas o agua corriente, la pareja ha dado a conocer que aun con las carencias de las primeras necesidades disfrutan de su estancia, debido a que dicha localidad “remota” están a salvo de las restricciones impuestas para frenar la propagación del virus o del propio mal patógeno.
“Usamos un tanque para recoger el agua de lluvia, cocinamos usando grandes botellas de gas que también almacenamos en los meses de verano, y tenemos paneles solares que conectamos a la batería de nuestro auto para cargar a lo largo del día antes de cargar nuestros teléfonos”, cuenta la fémina recalcando que el área cuenta con conexión 4G.
La particular pareja cuentan con un bote que usan como medio de transporte para tener acceso con el “Viejo Continente” durante el verano para reponer y acumular cualquier tipo de provisiones.
Asimismo, cuentan que viven de pescar, cultivar verduras y criar gallinas gallinas.
Por el momento los Flanagan no han precisado hasta cuándo planean permanecer regresar a la civilización.
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