Un reciente estudio alerta acerca de que la cocaína envejece el cerebro y hace que este órgano experimente cambios a un ritmo acelerado.
Sabemos que la cocaína es una de las drogas que mayor adicción provoca en los seres humanos. En gran medida se debe a que envía señales placenteras al cerebro hasta que el efecto disminuye. Un reciente estudio alerta acerca de que la cocaína envejece el cerebro y hace que este órgano experimente cambios a un ritmo acelerado.
Para dar con este hallazgo, un grupo de investigadores analizó los cadáveres de personas adictas a la cocaína, especialmente sus tejidos cerebrales, y los comparó con personas no adictas a esta droga. Quienes tenían trastorno de adicción a la cocaína manifestaron cambios en el ADN del cerebro asociados al envejecimiento, pero de una manera muy acelerada.
En específico, los investigadores se enfocaron en el estudio de una región del cerebro llamada Área 9 de Brodmann. Esta se sitúa en la corteza prefrontal y se cree que regula la autoconciencia y el control inhibitorio, las cuales pueden verse afectadas debido a las adicciones de drogas como la cocaína.
Lo que encontraron
En el Área 9 de Brodmann, los investigadores encontraron que los adictos a la cocaína tenían segmentos de ADN llenos de grupos de metilo. La metilación del ADN son cambios químicos que se acumulan con la edad y en enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Según Stephanie Witt, autora principal del estudio y bióloga molecular del Instituto Central de Salud Mental de Alemania:
“Detectamos una tendencia hacia un envejecimiento biológico más fuerte del cerebro en individuos con trastorno por consumo de cocaína en comparación con individuos sin trastorno por consumo de cocaína. Esto podría ser causado por procesos de enfermedades relacionadas con la cocaína en el cerebro, como inflamación o muerte celular”.
“Dado que la estimación de la edad biológica es un concepto muy reciente en la investigación de la adicción y está influenciado por muchos factores, se requieren más estudios para investigar este fenómeno, con tamaños de muestra más grandes que los posibles aquí”.
Por otro lado, los investigadores también tomaron nota de si los donantes estaban intoxicados cuando murieron o si tomaban medicamentos para tratar la depresión u otras afecciones; sin embargo, el estudio era demasiado pequeño para hacer ajustes sobre ello.
No obstante, este estudio es útil para ampliar los conocimientos sobre cómo la drogadicción puede interferir en el cerebro. Los investigadores concluyen que “el estudio de varias regiones cerebrales permite una comprensión más completa” del papel de la metilación del ADN en el trastorno por consumo de cocaína.
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