Tras una investigación exhaustiva, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) concluyó que los beneficios de la vacuna contra COVID-19 de AstraZeneca son mucho mayores a sus riesgos.
A principios de marzo, una ola de desconfianza ante la vacuna contra COVID-19 de AstraZeneca se apoderó de Europa. Después de que Dinamarca, Noruega e Islandia detuvieron su aplicación masiva argumentando la aparición de casos de trombosis como un efecto secundario grave, 16 países de la UE decidieron frenar por completo la vacunación con este biológico.
Y aunque la EMA puso en marcha una evaluación y concluyó a mediados de marzo que “el número de eventos tromboembólicos en personas vacunadas no es más alto que el número observado en la población en general”, la reanudación de la vacunación aún levanta suspicacias entre autoridades nacionales y el gran público.
Este miércoles 7 de abril, el Comité de Evaluación de Riesgos de Farmacovigilancia (PRAC) de la EMA publicó la conclusión de una revisión exhaustiva de los casos reportados en Europa, considerando que la aparición de trombos es un “efecto secundario muy raro” de la vacuna, de modo que “los beneficios generales para prevenir COVID-19 superan los posibles riesgos de los efectos secundarios” de la inmunización desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca.
La conclusión de la EMA se basa en el análisis de 86 casos de trombosis reportados en la Unión Europea, de los cuales 18 tuvieron conclusiones fatales, una cifra que la agencia considera dentro del número observado generalmente, toda vez que la vacuna contra COVID-19 de AstraZeneca se ha aplicado a aproximadamente 25 millones de personas en la UE y el Reino Unido.
Y aunque la mayoría de eventos tromboembólicos ocurrió en mujeres menores de 60 años, la EMA considera que no existen factores de riesgo identificados a este efecto secundario.
Después de una primera reunión donde participaron los 27 países miembros para fijar postura al respecto, será decisión de cada órgano de salud continuar con la aplicación de la vacuna en territorio nacional o bien, adaptan sus esquemas de vacunación por grupo etario a partir de la evidencia disponible.
Tal es el caso del Reino Unido, que tomó la decisión de restringir la aplicación de la vacuna a menores de 30 años, mientras Bélgica, Francia, Alemania, Holanda, Suecia y Finlandia fijaron restricciones similares, que limitan su aplicación a adultos mayores de 55, 60 y 65 años, según el país.
Gracias al mecanismo COVAX para la distribución global de vacunas, el desarrollo de AstraZeneca y Oxford ha llegado al menos a 111 países, donde se ha aplicado a más de 200 millones de personas.
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