Combatir el uso excesivo de dispositivos móviles requiere de algo más que fuerza de voluntad. Estos son algunos daños que ocasiona tu smartphone a la salud.
Por años se ha advertido sobre los efectos negativos que las pantallas, dispositivos móviles y smpartphones tienen en la salud de las personas. Combatir el uso excesivo requiere de algo más que fuerza de voluntad.
Una falsa inmediatez
El uso excesivo de las tecnologías y las redes sociales puede acarrear consecuencias negativas en nuestro sentido de perseverancia. Dado que las tecnologías ponen todo al alcance de forma rápida y fácil, es posible que las nuevas generaciones se estén educando en una falsa inmediatez.
La Academia Estadounidense de Pediatría, a su vez, sugiere que los niños no deben estar expuestos a ningún medio electrónico antes de cumplir dos años. Su cerebro se está desarrollando con rapidez y sustituir la interacción con personas y el mundo con las pantallas podría afectar su proceso de aprendizaje. En el caso de niños más grandes y adolescentes, la recomendación es que no pasen más de una o dos horas al día conectados.
Eliminar la adicción y tener una sana relación con estos dispositivos no significa eliminarlos por completo de nuestras vidas. En un entorno dependiente de ellos sería prácticamente imposible y podría llevar al aislamiento social. El punto es aprender a gestionar el uso que se hace de ellos y verlos como herramientas en lugar de necesidades.
“Es verdad que hay un lobby tecnológico con un objetivo claro en cuanto a datos, en cuanto a intereses de consumo, tanto en la propia red como en la compra de las pantallas, pero no es menos verdad que debemos ser conscientes de la peligrosidad que tiene un abuso”, explica Masip.
Sin embargo, una vez que ya se desarrolló la adicción se necesita algo más que simple fuerza de voluntad para regular su uso. Lo más recomendable es consultar a un especialista.
Como por arte de magia
Antes de convertirse en investigador, Olson era un mago profesional. Con sólo 10 años de edad montó su espectáculo más grande frente a una audiencia de 1,200 personas en Nevada, Estados Unidos. No es de sorprender que cuando dejó la capa y la varita para pasar a la investigación, su primer tema de interés fuera la psicología de la magia. Desde entonces, ha pasado gran parte de su carrera como investigador tratando de entender los diferentes trucos para influenciar a las personas.
Uno de los primeros estudios que llevó a cabo se enfocó en tratar de cuantificar cómo los magos influyen en las personas. Olson explica que esta influencia ocurre de formas muy sutiles; por ejemplo, cuando un mago nos pide que elijamos una carta, puede distribuir el mazo de tal manera que la carta que quiere que elijamos queda más cerca de nosotros.
La magia recae en que los espectadores no somos conscientes de esto y, de hecho, sentimos que tuvimos una elección completamente libre dentro del truco, cuando en realidad nuestra elección estuvo forzada por ciertas restricciones impuestas al momento de seleccionar. Lo mismo sucede con los smartphones y éstas son las consecuencias en la salud.
¿Qué pasa en México en relación a los smartphones y la salud?
En México, cumpliendo con la Ley de protección de datos personales, las empresas que te piden información como tu nombre o domicilio están obligadas a protegerlos, pero las cookies no necesitan saber nuestros nombres para estudiar nuestros hábitos de consumo, resalta Joel Gómez Treviño, presidente fundador de la Academia Mexicana de Derecho Informático.
“Las cookies no siempre conocen tu nombre, pero pueden saber desde qué navegador te conectas, qué computadora estás empleando, qué sistema operativo tiene, de qué página venías antes de visitar la mía, qué links visitaste dentro de mi página, cuánto tiempo permaneciste enganchado con los links…, y eso lo traducen en un algoritmo, en una regla”, revela Gómez.
Para identificar si estamos siendo presas o no de un empujón tecnológico, Olson nos invita a preguntarnos:
¿Estoy usando yo el teléfono o el teléfono me está usando a mí?¿Levanté mi dispositivo porque de verdad tenía una tarea en mente para la cual necesitaba usarlo?¿Sólo lo hice porque apareció una notificación o algo que me distrajo?
El problema de la adicción a los dispositivos ha crecido tanto que, a la fecha, compañías como Apple o Instagram han comenzado a incluir alertas de uso excesivo a sus usuarios. Estas alertas están diseñadas para que los usuarios puedan ser más conscientes de que están abusando de los dispositivos y hagan pausas necesarias. Lo malo es que estas alertas recaen totalmente en el usuario que, al mismo tiempo, está expuesto a un sinfín de otros estímulos que ponen a prueba su fuerza de voluntad.
Fuego contra fuego
En un estudio que aún se encuentra en proceso de revisión y que todavía no ha sido publicado, Olson y su equipo trataron de encontrar algunos métodos que puedan ayudar a las personas a reducir el uso que hacen de sus teléfonos inteligentes. Para ello, utilizaron golpes.
“Estamos tratando de idear una intervención basada en cosas como empujones, como pequeños cambios que pueden hacer en sus teléfonos o en su entorno para que no tengan que resistirse constantemente a su teléfono”, dice Olson.
Esta idea está basada en el modelo de comportamiento de Fogg, nombrado por el Dr. B.J. Fogg de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, que postula que los comportamientos habituales resultan de la combinación de motivación, capacidad e indicaciones.
Así, el uso habitual de los dispositivos móviles puede deberse a la motivación que surge por un aviso o notificación de redes sociales, la capacidad o facilidad de sólo levantar el teléfono y desplazarse a través de los contenidos, y la motivación para pasar el tiempo ahí.
“Crucialmente, muchas aplicaciones de teléfonos inteligentes se basan en este modelo”, escriben Olson y sus colegas en la versión preliminar del estudio.
Es así como se puede combatir fuego con fuego. Utilizar estos mismos principios podría ayudar a reducir su uso. Algunos empujones que podrían ayudar son ajustar las configuraciones del teléfono para reducir las notificaciones, mantener el teléfono fuera del alcance por la noche y hacer que el teléfono sea menos agradable estéticamente con la configuración de escala de grises.
En la actualidad, desconectarnos por completo de la tecnología es también desconectarnos del mundo. El truco es saber reconocer cuándo las tecnologías nos están controlando y poner un alto. Esto no tiene por qué ser un proceso doloroso, sólo es cosa de buscar el método que mejor te acomode para lograrlo. Es asunto de crear nuestros propios empujones.
MUY INTERESANTE.