Petrus Gonsalvus padecía hipertricosis lanuginosa congénita, que le dio un aspecto diferente: tenía el cuerpo cubierto de vello.
Petrus Gonsalvus (también conocido como Pedro González) nació siendo una persona diferente al resto. Tenía una enfermedad congénita, hipertricosis lanuginosa, que le dio un aspecto diferente: tenía el cuerpo cubierto de vello. Su historia está emparentada con el cuento “La Bella y la Bestia”, pues se sospecha que González fue la fuente de inspiración para la escritura de este relato. Conoce la historia de este personaje fascinante y misterioso.
Pedro González nació en la isla de Tenerife, Islas Canarias, España a mediados del siglo XVI, una época en la que su aspecto no era aceptado ni entendido por el grueso de las personas, debido a las supersticiones y falta de información.
De sus primeros años hay muchas incógnitas, pero la mayor parte de las fuentes nos dicen que los padres de González eran jefes guanches y que lo abandonaron al nacer por rechazo a su aspecto físico.
Bajo el cobijo de Enrique II
Por fortuna para él, unos monjes lo acogieron en su monasterio, donde pasó la infancia bajo su cuidado. A los diez años de edad, unos corsarios lo llevaron como presente al recién coronado rey Enrique II de Francia.
En aquella época era común que en las cortes monárquicas de Europa hubiera personas exóticas o con algún aspecto físico extraño, que servían como parte del entretenimiento del rey y su familia. Algunos también se convertían en amigos de la familia, consejeros o sirvientes. Por lo tanto, Pedro González fue bien recibido en su nuevo hogar.
Enrique II de inmediato le tomó simpatía al niño y le cambió el nombre a su versión latinizada, Petrus Gonsalvus. Después ordenó que se le educara en las artes liberales, que abarcaban desde gramática, retórica y dialéctica hasta geometría, aritmética, música y astronomía.
Como protegido del rey, le enseñaron los mejores modales cortesanos y las costumbres palaciegas más refinadas; asimismo lo ataviaron con las mejores vestimentas. Todo mundo se desvivía por complacerlo y darle una muy buena vida.
Además de otorgarle el tratamiento de don, supuestamente por su distinguido linaje guanche, se le encomendó ser el ayudante del panadero real. Esta tarea consistía en poner la mesa, “un trabajo que ejercía solo durante tres meses y le valía un sueldo suficiente para todo un año”, según dice Enrique Carrasco, profesor de Comunicación en la Universidad Europea de Canarias y autor del libro Gonsalvus, mi vida entre lobos.
Petrus contrae matrimonio
A la muerte de Enrique II, el 10 de julio de 1559, Petrus se hizo cargo de la viuda del rey, Catalina de Médicis, famosa por su temperamento implacable al gobernar. Fue la reina quien ideó el proyecto de casar a Petrus con una de sus damas de compañía, también llamada Catalina.
Se trataba de una mujer hermosa, además de fuerte física y mentalmente, que accedió a hacer vida en pareja con este personaje. La boda se realizó 1573 y de la unión nacieron siete hijos: cinco de ellos heredaron el aspecto del padre.
Algunos años más tarde, los Gonsalvus hicieron un recorrido por Europa. Hacia 1580 viajaron a Munich, donde fueron acogidos por el duque Alberto V de Baviera. Éste encargó varios retratos de la familia que luego fueron entregados como un obsequio para la colección del gabinete de curiosidades que su tío el archiduque Fernando II de Austria tenía en el castillo de Ambras.
Una familia extraña
En estas obras se puede ver a Petrus, a su hija Madeleine y a su hijo Henri vestidos de gala, pero con un fondo que recrea una caverna natural. Esto se debe a su sangre canaria, ya que los guanches vivían y enterraban a sus muertos en cuevas volcánicas naturales.
Pese a estar protegidos por la nobleza francesa, la familia era vista como algo raro. Así lo demuestra el libro Monstrorum Historia, escrito por el conde Ulisse Aldrovandi, un prestigioso médico y naturalista boloñés.
Otro ejemplo es el tomo I de Animalia Rationalia et Insecta (Ignis), en el que el artista Joris Hoefnagel define a la familia como “animales racionales”, mostrándolos junto a insectos y otras especies.
Fue Felix Plater, médico suizo, el primero en tomarse su caso como algo serio. Describió a Petrus de la siguiente manera:
“Tenía sobre las cejas y la frente unos pelos tan largos que debía peinárselos hacia atrás a fin de que no le molestaran la visión”.
“Después de todo, partiendo de que todos tenemos pelos en cada poro del cuerpo, no es de extrañar que en algunas personas, como en muchos animales, su cabello sea más largo y crezca continuamente, como las uñas”.
A principios del siglo XVII Petrus y Catalina se mudaron a la localidad de Capodimonte. Ahí fallecieron tras más de 40 años casados. Ella murió en 1623 y Petrus en 1618, según algunas fuentes.
La historia de estos personajes, así como varias fuentes de todo tipo, sugieren que el matrimonio pudo inspirar a la escritora francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve para escribir la primera versión del clásico relato “La bella y la bestia” en 1740.
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