Casi como un acto reflejo, las personas clavan la mirada en la pantalla de su celular para evitar el contacto social cara a cara. Así es el phubbing.
La ansiedad es real. En los eventos con muchas personas, irónicamente, sucede con más frecuencia: las personas prefieren clavar la mirada en sus smartphones que convivir con los demás. El halo que les recubre al revisar las notificaciones parece protegerles, como si una burbuja inquebrantable de desinterés les rodeara.
Alguien habla. Algunos levantan el rostro. Los demás, ni se inmutan. En lugar de parecer una reunión, se convierte en una asociación de personas aisladas, como un archipiélago humano dividido por un mar digital. A este fenómeno se le conoce como ‘phubbing‘: ignorar a los demás por mirar el teléfono.
Ansiedad social, aislamiento y dependencia
La compulsión por revisar las notificaciones del celular se ha potenciado a raíz de la relación tan cercana que tenemos con éste. En la actualidad, el phubbing se ha hecho tan presente en los entornos sociales que, incluso, se considera de mala educación mirar el teléfono mientras se está en una reunión con otras personas. Aún así, sigue sucediendo, como en acto reflejo. El hecho de que afecte nuestras relaciones sociales pasa a un segundo término.
Este comportamiento, según un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Georgia, tiene sus raíces en una ansiedad social aguda y profunda. En algunos casos, se favorece más en personalidades con características neuróticas, que influyen en que las personas no puedan establecer una conversación fácilmente con los demás. Más aún si no se conoce, de entrada, a los interlocutores potenciales.
Publicada en Behaviour & Information Technology, la investigación denuncia el hecho de que las personas socialmente ansiosas “prefieren las interacciones sociales en línea a la comunicación cara a cara”. La misma conducta se aprecia en los pacientes con depresión, quienes prefieren interactuar con su smartphone que platicar con las personas que conviven con ellos físicamente. Así también, son más propensas a depender de éste.
Además, según Juhyung Sun —comunicólogo de la misma institución—, el phubbing está afectando las relaciones íntimas y amistosas. Al sentirse ignoradas en favor del teléfono celular, los familiares y amigos tienden a sentirse mal o perder interés en las personas. Esto genera un círculo vicioso, porque entre menos relaciones afectivas concreten, más solos se sienten, y su aislamiento social se hace todavía más grave.
Hipersensibilidad a las notificaciones
De acuerdo con Sun, el phubbing se alimenta de la adicción que tenemos a las redes sociales. Como tenemos los dispositivos, literalmente, a la mano, los consumidores de este tipo de plataformas se han vuelto ‘hipersensibles’ a recibir y revisar las notificaciones en pantalla. Aunque siempre sean las mismas, la compulsión de ver de qué se trata es más poderosa que las ganas de platicar con alguien a la cara.
“La gente es muy sensible a sus notificaciones“, enfatiza el experto. “Con cada zumbido o sonido, miramos nuestros teléfonos de manera consciente o inconsciente”. No importa si es el clima, Facebook o las noticias, lo importante es mirar qué hay de nuevo con cada segundo que pasa. Estar constantemente actualizado fomenta esta dinámica.
En contraste, Sun asegura que las personas son menos propensas a tener esta conducta cuando están con sus amigos cercanos. Como ya existe confianza, no hay necesidad de ignorar a los demás con la mirada clavada en la pantalla del teléfono. Así, la “armonía social” se mantiene, ya que se da prioridad a mantener la amistad sólida y estable.
Romper el ruido digital
Este comportamiento no sólo se da en entornos casuales. Por el contrario, en los entornos laborales se presentan con más intensidad. Las personas tienden a ignorarse entre sí antes de iniciar una junta formal de trabajo:
“Es irónico que, si bien mucha gente cree que el comportamiento de phubbing es de mala educación, lo sigan haciendo”, dijo Sun. “[…]. El número de personas en un grupo puede ser una de las razones”.
Para esto, el autor del estudio recomienda sencillamente apagar el sonido del teléfono mientras estemos en una reunión social que nos interese. Para combatir el phubbing, a veces sólo basta con voltear la pantalla hacia abajo, de manera que no seamos inmediatamente reactivos a la información que aparece en pantalla.
Esto se interpreta, en la plenitud de la hiperconectividad, como una señal de respeto e interés genuino hacia lo que alguien más está comunicando en persona. Es una manera, además, de romper con el ruido digital y hacer un ejercicio sincero de silencio, mientras atendemos a lo que otra persona quiere decir.
MUY INTERESANTE.