UN ANÁLISIS DE INGENIERÍA DE ALIMENTOS DE LA UNAM DESCUBRIÓ QUE LA CARNE DE DELFÍN ESTÁ PRESENTE EN ALGUNAS LATAS DE ATÚN EN MÉXICO.
El atún enlatado pasó de ser considerado un alimento práctico, sano y barato, a un producto de origen dudoso: distintas investigaciones en los últimos años han demostrado que el interior de cada lata no necesariamente se ajusta a lo que precisa la etiqueta sobre el contenido de la misma.
En esta ocasión, la Universidad Nacional Autónoma de México dio a conocer los resultados de una investigación que evaluó atún enlatado con el fin de verificar su autenticidad.
La investigación de la UNAM fue asesorada por el Doctor José Francisco Montiel Sosa y realizada por Karla Vanessa Hernández Herbert, estudiante de Ingeniería en Alimentos en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FES-Cuautitlán).
A través de la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), un procedimiento cada vez más utilizado en biología molecular y “útil en la detección de bacterias, virus, parásitos, enfermedades hereditarias e incluso cáncer”, la investigación analizó 15 muestras de atún enlatado comercial, tanto en aceite como en agua.
Después de extraer y purificar el ADN de cada muestra y llevar a cabo el diseño de los iniciadores para la prueba de PCR, el equipo encontró que 3 de las 15 muestras analizadas poseían carne de delfín:
“Al concluir el estudio, utilizando PCR de punto final y realizando electroforesis en geles de agarosa, observaron una banda de amplificación de 420 pb (pares de bases), correspondiente a la muestra de referencia (DNA del delfín). Esto confirmó la presencia de carne de delfín en 3 de las 15 muestras estudiadas”, explicó la UNAM.
El hallazgo fue calificado por los investigadores como un fraude alimentario que no sólo engaña al consumidor sobre el contenido real del producto; también pone en riesgo a una especie actualmente protegida, tanto por la legislación nacional como por distintas organizaciones no gubernamentales que exigen la regulación de su pesca accidental.
Además, México forma parte del Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), el cual entró en vigor en febrero de 1999 y que tiene como objetivo “eliminar la mortalidad de delfines en la pesquería del atún con red de cerco en el Océano Pacífico Oriental y de buscar métodos ambientalmente adecuados para capturar atunes aleta amarilla grandes no asociados con delfines”.
No es la primera vez que se detectan alimentos distintos al etiquetado en el atún enlatado: en 2019 el Laboratorio Nacional de Protección del Consumidor analizó 57 presentaciones de atún envasado, encontrando soya en 18 productos, todo sin que se precise al consumidor el contenido de la misma.
MUY INTERESANTE.