Hoy en día existe un álgido debate entre dos grandes pensadores contemporáneos, me refiero Slavoj Žižek y Byung Chul Han. El primero (Žižek) es de origen esloveno, siendo sociólogo, filósofo, psicoanalista y filólogo tiene incontables participaciones en foros internacionales de Filosofía, más de una docena de libros escritos y es el actual director del Instituto Birkbeck de Humanidades de la Universidad de Londres. Éste singular personaje tiene un libro recién escrito que acaba de ser publicado meses atrás y que lleva por título “Pandemia”, el cual establece que la actual situación que atravesamos como sociedad (en relación al COVID- 19) tendrá como consecuencia un cambio de paradigma, pues prevé que este escenario propiciará al derrocamiento del sistema capitalista creando un sistema indefinido, pero más humano. Por otro lado, Chul Han, surcoreano, profesor de Filosofía y Estudios Culturales en la Universidad de las Artes de Berlín, Alemania, y autor de más de una docena de libros, asegura de manera categórica que el escenario actual provocará el que el capitalismo se arraigue con mayor auge y presencia en la sociedad.
Ahora bien, engarzando todas las ideas para concluir, nosotros como personas y como comunidad siempre estamos en constante cambio, buscando la perfección disfrazada de perfectibilidad. Pero no os preocupéis, a pesar de que nunca (nunca de los nunca) alcanzaremos plenamente la perfección, siempre seremos perfectamente imperfectos, hecho que siempre nos hará mejorar infinitamente. No veamos a la utopía como lo hacía propiamente Tomás Moro en su libro “Utopía” (Tomás Moro en ese escrito fue el primero en acuñar el término “Utopía”), sino más bien verlo como lo hacía Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina”, el cuál determinaba que la utopía se encuentra en el horizonte; caminas dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más para allá, entonces ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.