La madrugada del 27 de septiembre de 2024, varios municipios de Sinaloa, incluyendo Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, se despertaron con volantes lanzados desde avionetas que acusaban a figuras clave del estado de estar vinculadas con el crimen organizado. Entre los nombres mencionados se encuentran Los Chapitos—Iván Archivaldo Guzmán, Jesús Alfredo Guzmán y Joaquín Guzmán Salazar—acusados de extorsión, secuestro y narcotráfico. Sin embargo, lo que sorprendió a muchos fue la inclusión del gobernador Rubén Rocha Moya.
Acusaciones y Alarma en Sinaloa
Los volantes, que rápidamente circularon en redes sociales, generaron alarma y desconfianza entre la población. Mientras algunos ciudadanos creen que estas acciones podrían ser obra de rivales del Cártel de Sinaloa o incluso intentos de desestabilización interna, otros expresaron su preocupación por la creciente inseguridad en la región.
Además del gobernador, también fueron mencionados otros políticos, como José Paz López Elenes, presidente municipal de Badiraguato, y el senador Enrique Inzunza Cázarez. La inclusión de estos personajes ha provocado temor entre la ciudadanía, que ahora duda sobre las posibles relaciones políticas con el narcotráfico.
Respuesta del Gobernador Rocha Moya
Ante las acusaciones, el gobernador Rubén Rocha Moya negó cualquier relación con el crimen organizado, calificando las afirmaciones como infundadas y parte de una estrategia para generar caos en el estado. No obstante, la acción desde el aire ha encendido las alarmas, especialmente considerando los recientes actos de violencia en la región.
Escalada de Violencia
La situación en Sinaloa sigue siendo tensa. Tan solo la noche del pasado viernes, se encontró un vehículo con ocho cuerpos en su interior. El automóvil fue abandonado con un mensaje inquietante que decía: "Bienvenidos a Culiacán". Este nuevo acto violento refuerza las preocupaciones sobre la creciente violencia en el estado y pone en tela de juicio la seguridad pública.
Inseguridad y Temor Crecientes
Mientras la inseguridad en Sinaloa parece no tener fin, la población exige respuestas claras por parte de las autoridades. Estos eventos han alimentado teorías de conspiración y temor entre los ciudadanos, que observan con preocupación el poder del narcotráfico y su aparente influencia en la política local.