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Anti unión reclutó a menores; Alan y Héctor, menores descuartizados para "enviar un mensaje"

Luego de que la madrugada del 31 de octubre policías capitalinos detuvieron a un sujeto que transportaba restos humanos a bordo de un “diablito”, los familiares de dos menores, en calidad de desaparecidos, acudieron al forense para reconocer los restos y confirmaron que se trataba de los infantes que ellos buscaban, Yahir y Héctor.

Aquella madrugada, un hombre que empujaba un diablo de carga llamó la atención de los elementos que patrullaban las calles del primer cuadro de la capital.

Al pasar cerca de los agentes, al desconocido se le cayeron dos cajas de plástico, “de esas que usan los polleros para meter los pollos”, que iban encima de un tambo azul.

—¿Todo bien? —preguntó uno de los agentes al hombre del “diablito”.

—Sí, sí, sí, estoy bien, estoy bien  —fue la respuesta.

El agente se acercó a ayudar. De las cajas habían salido tres bolsas de plástico negro: el emblema siniestro de nuestro tiempo.

—La persona quiso volver a meter las bolsas muy rápidamente, pero estaban pesadas, le costó trabajo —relata el agente.

Una de las bolsas se rasgó. En la oscuridad de la calle, el agente alcanzó a ver que en el interior había “carne muy blanca”.

Por un instante, no estuvo seguro de lo que era aquello. Finalmente lo constató: había un brazo, un hombro, una oreja: los restos de alguien a quien habían cortado en pedazos.

Alan y Héctor, los dos menores de edad de origen mazahua que fueron asesinados y descuartizados en el Centro Histórico, formaban parte de un grupo de diez adolescentes (cinco hombres y cinco mujeres) que eran utilizados por la Anti Unión para cometer actos delictivos.

Vecinos y conocidos de las víctimas entrevistados revelaron que dentro de este grupo de menores también se encontraba Ingrid (nombre ficticio), una menor de edad que huyó de la ciudad porque estaba amenazada de muerte. Del resto de los menores se desconoce el paradero.

Los diez chicos se reunían en el edificio de cuatro niveles de Santa Veracruz 9, casi esquina con Eje Central, donde la Anti Unión distribuye droga.

El inmueble se ubica a menos de dos cuadras de donde vivían Alan y Héctor, en el 36 de Pensador Mexicano.

"Todos quieren tumbar a este grupo (Anti Unión) y principalmente a los chavos que tienen para cometer delitos, porque éste es un corredor (Santa Veracruz-Eje Central) natural que te conecta con Garibaldi y Tepito; por ahí se da el trasiego de droga. Es por eso que la disputa está fuerte.

"A estos chavos ya los tenían en la mira. Fue para mandar también un mensaje”, dijo uno de los conocidos de los fallecidos,  quien pidió omitir su nombre.


REPÚBLICA DE CUBA 86. En este domicilio se encontró sangre de los dos menores asesinados.

En tanto, la vecindad de República de Cuba 86, donde de acuerdo con las indagatorias habrían sido asesinados los menores, la mayoría de las viviendas sirven de bodegas de comerciantes mazahuas y ecuatorianos, principalmente de ropa.

Mientras que también es identificado como un punto de venta de droga la vecindad de República de Chile 54, donde Baltazar “N” fue sorprendido el 1 de noviembre pasado con cajas y bolsas, en las cuales llevaba los restos de los menores.

"Si no le entran va a haber levantones”

Ayer por la mañana, después de las 08:00 horas, un grupo de más de 20 personas que viajaban en motonetas y en dos camionetas circularon por Peña y Peña, González Ortega y otras calles del Perímetro B del Centro Histórico: advirtieron que cobrarían derecho de piso y que quienes no cumplieran serían “levantados”.

"Venían en motonetas y los que viajaban en las camionetas traían armas largas y las dejaban ver; se pararon frente a las cortinas y frente a las cámaras de seguridad de los comercios gritando: ‘¡Ya se va a tomar la calle y si no le entran va a haber levantones!’.

"No se identificaron de algún grupo. También llegaron a las calles de Uruguay y El Salvador. Algunos comerciantes hicieron públicas estas amenazas en grupos y en chats de locatarios”, expuso un representante del comercio establecido.

 A UNAS CUADRAS

Los menores bajo el mando de la Anti Unión solían agruparse a unas cuantas calles del sitio en el que habrían sido asesinados y del punto en el que finalmente fueron encontrados sus cuerpos; todo en pleno Centro Histórico de la capital.

Dan dos “grapas” de droga a hombre para desaparecer un cadáver

Édgar, de 39 años, la persona detenida en calles de la zona Centro, cuando caminaba con un diablito cargando dos bolsas negras de plástico con restos humanos, refirió que delincuentes de la colonia Morelos le pagaron con dos “grapas” de cocaína para que les hiciera el favor de llevarse los restos humanos.

Al revisar los antecedentes del detenido, la SSC detectó que cuenta con seis ingresos en diferentes penales capitalinos desde el año 2001 por delitos como robo agravado, calificado y agravado calificado.

Frente a la autoridad dijo que era un adicto a las drogas, por lo que con frecuencia le hace “favores” a delincuentes de la zona.

Padres reconocen restos de Yahir y Héctor

Yair y a Héctor fueron vistos por última  vez el martes 27 de octubre afuera de la vecindad donde vivían, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Ayer, sus padres acudieron al forense a identificar los cadáveres mutilados de los niños. A ellos pertenecían los restos que un hombre cargaba el pasado domingo en un diablito.

Yair tenía 12 años y Héctor Efraín, 14. Sus familiares no imaginaron que los cuerpos que hallaron entre la basura en las calles del primer cuadro de la Ciudad, serían los de sus niños.

Y es que cinco días después de que desaparecieran, la noticia de que un supuesto integrante de la Unión Tepito había sido detenido cuando llevaba los cadáveres mutilados de dos personas, los alertó.

Aunque en la vecindad de la calle Pensador Mexicano, donde vivían los niños, se rumoraba que los habían hallado muertos, los padres no perdían esperanza. 

Por eso, no dejaron de colocar anuncios de la Alerta Amber.