La población enfrenta escasez de agua potable, alimentos y muchas comunidades están aisladas debido a la caída de árboles y la obstrucción de carreteras.
El Huracán John ha dejado una profunda huella de destrucción en la Región Montaña de Guerrero tras su paso el fin de semana.
Con vientos de hasta 160 km/h y lluvias torrenciales, el fenómeno natural ha causado deslizamientos de tierra, inundaciones y la pérdida de vidas humanas.
Según la Secretaría de Protección Civil, al menos diez personas han muerto y más de 500 están en situación de emergencia. Algunas de los municipios que han sido gravemente afectadas con vías de comunicación interrumpidas, hogares dañados y sin señal de comunicación, son Malinaltepec, Tlapa de Comonfort, Huamuxtitlán.
Autoridades de Protección Civil de Guerrero confirmaron la muerte de dos mujeres en el municipio de Malinaltepec , tras el derrumbe de un cerro.
Declaración de emergencia y respuesta gubernamental
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, declaró estado de emergencia y solicitó apoyo federal. "Estamos trabajando incansablemente para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y proporcionar la ayuda necesaria", aseguró en conferencia de prensa.
Lo municipios comienzan a enfrentar escasez de agua potable, alimentos y muchas comunidades están aisladas debido a la caída de árboles y la obstrucción de carreteras.
Acciones humanitarias y riesgos de salud
Organizaciones no gubernamentales ya coordinan esfuerzos para llevar ayuda a las áreas más vulnerables. Se espera que el gobierno federal destine recursos para la reconstrucción de la infraestructura.
Con las lluvias persistentes, los expertos advierten sobre el riesgo de enfermedades relacionadas con el agua y el hacinamiento en albergues temporales.
Las comunidades siguen en estado de alerta, esperando la recuperación de sus hogares y el restablecimiento de servicios básicos.
Vulnerabilidad y necesidad de inversión en infraestructura resiliente
La tragedia del Huracán John subraya la vulnerabilidad de la región montañosa ante fenómenos climáticos extremos. Se hace un llamado urgente a invertir en infraestructura resiliente y mejorar la preparación ante futuros desastres naturales.