Aunque los microsismos han existido siempre, su monitoreo se ha vuelto más común gracias a los avances en tecnología que permiten detectarlos con mayor precisión.
Durante la madrugada del 2 de noviembre, un microsismo de magnitud 2.1 despertó a los habitantes de Iztapalapa en la Ciudad de México. Según el Servicio Sismológico Nacional (SSN), el temblor se registró a las 03:03 horas, con epicentro en las coordenadas latitud 19.34 y longitud -99.09, y una profundidad de 2 kilómetros.
Los microsismos son movimientos telúricos de baja magnitud, generalmente inferiores a 3.0, y ocurren a poca profundidad, causando una breve percepción de movimiento que suele durar apenas uno o dos segundos. Aunque los microsismos han existido siempre, su monitoreo se ha vuelto más común gracias a los avances en tecnología que permiten detectarlos con mayor precisión.
La alerta sísmica de la Ciudad de México no se activa con los microsismos, ya que estos tienen una duración muy breve y magnitudes bajas, lo que limita la capacidad de respuesta del sistema. Para estos eventos, no es posible emitir una señal de alerta que permita a la población actuar preventivamente.