Este viernes, después de una serie de movilizaciones, los trabajadores de la Fábrica El Oso lograron ingresar nuevamente al inmueble ubicado en avenida Popocatépetl, en la colonia Portales Sur, Ciudad de México.
Esto fue posible tras una lucha de más de cinco días y un intento fallido de reingreso. El objetivo era retirar maquinaria, materia prima y herramientas que habían sido resguardadas tras el desalojo del 18 de enero, debido a un litigio entre particulares.
Obstáculos durante el proceso de reingreso
Antes de las 9 de la mañana, se presentó un obstáculo inesperado: el actuario Ernesto González Escobar informó que para poder utilizar la maquinaria, la empresa debía cubrir un pago anticipado de cien mil pesos por el uso de energía eléctrica. Este cargo no estaba estipulado en la orden judicial emitida a favor de los empleados el 20 de febrero, lo que generó malestar entre los trabajadores y su representante legal, Axel Cardona.
“Nos quieren cobrar por prender las maquinarias, lo cual es un cobro de piso”, dijo Cardona. A pesar de esta sorpresa, el acuerdo se alcanzó poco después de las 9:30 horas, permitiendo que los empleados pudieran ingresar en grupos de 10.
Historia de la Fábrica El Oso y su futuro
La Fábrica El Oso, con más de 100 años de historia, es una empresa emblemática de productos para el cuidado del calzado en México. Trabajadores como Federico Morales y Omar, quienes tienen años en la empresa, expresaron su pesar por el cierre temporal y su esperanza de que la nueva ubicación en la colonia Culhuacán, Iztapalapa, permita el crecimiento y expansión de la fábrica.
“Aquí, en Popocatépetl, se quedan más de cien años de historia”, expresó Federico Morales, quien destacó que la fábrica fue clave en su vida personal y familiar.
Incertidumbre sobre la producción y el futuro laboral
Aunque el regreso a la fábrica marca un avance significativo, todavía persisten incertidumbres sobre la producción y la capacidad para vaciar los tanques con insumos. Claudia Meza, vocera de los empleados, expresó su preocupación sobre la falta de autorización para producir y vaciar los insumos, lo cual afecta la viabilidad de la empresa.
A pesar de los desafíos, los más de 170 empleados de El Oso continúan en la empresa y mantienen la esperanza de que este nuevo capítulo les permitirá superar las adversidades y recuperar su estabilidad laboral.