Esa es ahora una pregunta fundamental en momentos en los que el gobierno de Estados Unidos se prepara para enviar decenas de millones de dosis al extranjero para ayudar a frenar la pandemia de coronavirus.
Algunos funcionarios estatales han dicho en los últimos días que algunas dosis que no se han utilizado podrían expirar a finales del mes, y la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el jueves que las fechas de caducidad inminentes eran un factor a considerar mientras el gobierno trabaja para que las dosis se envíen lo antes posible.
Muchos medicamentos y vacunas pueden durar años si son almacenadas correctamente, pero pueden empezar a perder su efectividad de forma parecida a como se degradan los alimentos en una despensa. Los proveedores de vacunas deben estar atentos a las fechas de caducidad de cada lote, para asegurarse de que se utilicen a tiempo.
Las fechas de caducidad de las vacunas se determinan en función de los datos que el fabricante envíe a los reguladores, en los que muestra cuánto tiempo se mantienen las vacunas con la efectividad adecuada, comentó Norman Baylor, exdirector de vacunas de la Administración de Alimentos y Medicamentos.
Se llama “valoración de la potencia” y puede variar según la vacuna. Algunas, como las del tétanos, generalmente duran unos dos años si son almacenadas correctamente.
Al igual que muchos productos perecederos, las vacunas contra el Covid-19 se mantienen estables durante más tiempo a temperaturas más bajas.
Las vacunas autorizadas en Estados Unidos, desarrolladas por Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, pueden durar hasta unos seis meses desde su fabricación, dependiendo de cómo se almacenen.
Pero las vacunas contra el Covid-19 son nuevas, y esas fechas de caducidad se podrían ampliar eventualmente debido a que las compañías siguen probando muestras de los lotes en los meses transcurridos desde que empezaron a distribuirse las vacunas, explicó Baylor.