El balance de daños y víctimas por las inundaciones del 20 de julio en el centro de China tuvo una fuerte alza hoy por las autoridades, quienes actualmente registran 302 muertos y 50 desaparecidos ante la situación, la cual colapsó varias calles, viviendas, edificios e incluso algunas estaciones de Metro donde el agua estuvo en los vagones con usuarios.
Se trata del peor saldo a causa de inundaciones desde un deslizamiento de tierra en la localidad de Zhouqu, en la provincia de Gansu (noroeste), que había causado más de mil 800 muertos y desaparecidos en agosto de 2010.
Casi dos semanas después del diluvio que se abatió sobre la provincia de Henan, las autoridades locales informaron de 302 muertes, mientras que el anterior balance mencionaba 99 fallecidos.
El 20 de julio, las lluvias en Zhengzhou, la capital de esta provincia densamente poblada, inundaron el túnel del tren subterráneo y atraparon a 500 pasajeros, 14 de los cuales murieron.
Ante la prensa, la alcaldesa de Zhengzhou, Hou Hong, precisó hoy que 39 personas habían perdido la vida en estacionamientos subterráneos y seis en un túnel, sin dar más precisiones.
Decenas de coches fueron arrastrados por el agua dentro de un túnel vial, produciendo un espectacular amontonamiento de automóviles en una de las salidas.
En tres días cayó el equivalente de casi un año de precipitaciones en Zhengzhou, algo nunca visto en seis décadas de estudios meteorológicos, y que alimenta la inquietud sobre el impacto del cambio climático.
La alcaldesa cifró los daños en su ciudad en 53 mil 200 millones de yuanes (8 mil 200 millones de dólares, poco más de 162 mil 423 millones de pesos).
Las polémicas que sacuden tras las inundaciones
Se ha criticado a las autoridades locales por no haber ordenado el cierre del transporte público a pesar de las advertencias meteorológicas ante las inundaciones.
Por otra parte, la esposa de una de las víctimas presentó una demanda contra el operador de la red de tren subterráneo por negligencia, informó la semana pasada el medio local Jimu News. Las autoridades han intentado poner fin a toda polémica.
La semana pasada, numerosos habitantes vinieron a inclinarse y a depositar ramos de flores o mensajes manuscritos en memoria de las víctimas ante los escalones de la estación de subterráneo de Shakoulu, particularmente afectada por la catástrofe.
Luego se instalaron paredes móviles de plástico amarillo alrededor de esta zona, causando cierta conmoción en las redes sociales pero a continuación se retiraron.
Varios reporteros extranjeros, enviados para cubrir lo ocurrido debido a las condiciones climáticas, fueron atacados por algunos habitantes, que los acusaron de querer presentar a China bajo un ángulo negativo.
Un equipo de la AFP fue rodeado por una veintena de personas, que les exigían la supresión de las imágenes tomadas.
Interrogado el jueves, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian, justificó indirectamente estos comportamientos, atribuyéndolos a la "indignación del pueblo chino" por las "falsas informaciones" que difunden regularmente "algunos medios occidentales".