Estudios recientes, incluido uno del Instituto de Gestión Sanitaria de Pekín, revelaron que hay efectos sorprendentes en nuestro organismo, específicamente en el cerebro y en el microbioma intestinal, para quienes llevan a cabo este régimen alimenticio.
Su popularidad radica en su simplicidad: restringir la ingesta de alimentos a un período de 8 a 10 horas y ayunar durante 14 a 16 horas. Otra forma implica alternar con días de alimentación normal. Estos métodos no sólo prometen pérdida de peso, según revela este nuevo estudio.
Investigadores chinos realizaron un estudio en el que participaron 25 individuos con sobrepeso y obesidad, con edades promedio de 27 años. Estos participantes experimentaron dos regímenes de ayuno intermitente durante dos meses, mostrando resultados asombrosos. Se observó una disminución en la actividad cerebral relacionada con el apetito y la adicción, lo que podría influir en la manera en que percibimos el hambre y manejamos nuestros impulsos alimenticios.
Paralelamente, se reportó un aumento en la actividad cerebral asociada con la atención, la emoción y el aprendizaje. Esto sugiere que el ayuno intermitente podría potenciar nuestras capacidades cognitivas en ciertas áreas. Además, los cambios en el microbioma intestinal fueron notables. Hubo un incremento en bacterias como Faecalibacterium prausnitzii, conocida por fortalecer el sistema inmunológico, y una disminución en la bacteria E. coli, que podría alterar la manera en que nuestro cuerpo regula el apetito.
El doctor Yongli Li, coautor del estudio, enfatiza la importancia de un intestino sano para el equilibrio general del cuerpo. Un microbioma intestinal equilibrado es clave para mantener la homeostasis energética y un peso saludable. Por otro lado, un microbioma alterado puede influir en nuestro comportamiento alimentario, afectando áreas cerebrales ligadas a la adicción.
Este estudio, publicado en la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, abre puertas a nuevas investigaciones sobre cómo dietas específicas como el ayuno intermitente pueden influir en nuestra salud cerebral e intestinal. Aunque los resultados son prometedores, es crucial recordar que cada individuo reacciona de manera diferente a los regímenes alimenticios, y lo que funciona para uno no necesariamente será efectivo para otro, por lo que es importante acudir con un profesional de la nutrición antes de intentarlo.