Uno de los impuestos que más revuelo causa entre los contribuyentes de México es el que se suscita por depósitos en efectivo. Aquí vamos a aclarar en qué situaciones se activa este compromiso y quienes deberían cumplir con él.
En primer lugar, es fundamental destacar que, de acuerdo con la información proporcionada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la noción de impuestos sobre depósitos en efectivo realizados en instituciones bancarias es errónea.
En otras palabras, los depósitos destinados a regalos familiares, compras de catálogos de productos, transacciones de cosméticos, utensilios de cocina y artículos para el hogar, así como aportaciones a tandas y préstamos personales, no están sujetos a vigilancia o cargos fiscales de ningún tipo.
Sin embargo, existen excepciones, ya que algunas personas físicas o morales, como empresas, sí están obligadas a pagar impuestos por los depósitos en efectivo, según lo establecido en el Artículo 1 y 4 de la Ley del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (LIDE).
¿Quiénes deben pagar por depósitos en efectivo?
Según la información proporcionada por el SAT, las personas físicas o morales que realicen depósitos en efectivo, tanto en moneda nacional como extranjera, deben pagar impuestos únicamente cuando la suma excede los 15 mil pesos en un mes. Aunque ciertos tipos de depósitos están exentos de este impuesto, incluyendo:
- Transferencias electrónicas
- Traspasos entre cuentas
- Títulos de crédito; como cheques y pagarés o cualquier otro documento o sistema acordado con las instituciones financieras, incluso si las transacciones se realizan dentro de la misma entidad financiera.
Esto no debería generar inquietud, siempre y cuando se disponga de una base legal que respalde los depósitos que superen los 15,000 pesos mensuales. De modo que no habría motivo de preocupación si el contribuyente cuenta con documentación adecuada para justificar sus ingresos cuando sea necesario.