La vitamina E actúa como un antioxidante al proteger las células contra el daño de los radicales libres. Además, es crucial para fortalecer el sistema inmunitario y ayudar al cuerpo a combatir bacterias y virus. Los adultos requieren una dosis diaria de 15 mg de esta vitamina.
Beneficios para la salud cutánea y celular
Estudios han mostrado que la vitamina E mejora la salud de las células cutáneas y ayuda a reducir el proceso de oxidación en el organismo. Sin embargo, el exceso de vitamina E en suplementos, que varía entre 100 mg y 1,000 mg, puede causar toxicity y graves problemas de salud, como eventos hemorrágicos. Por eso, es fundamental consumirla en dosis adecuadas.
Otros beneficios: Producción de glóbulos rojos y circulación
La vitamina E también ayuda a la producción de glóbulos rojos y a ensanchar los vasos sanguíneos, lo que previene la coagulación sanguínea y facilita el uso de vitamina K. Además, es importante para la interacción entre las células y el desarrollo de sus funciones esenciales.
Fuentes alimenticias de vitamina E
Aceites vegetales y frutos secos
Entre las principales fuentes naturales de vitamina E se encuentran los aceites vegetales como los de germen de trigo, girasol, cártamo, maíz y soya, que son ampliamente utilizados en la cocina diaria. Las nueces y semillas, como las almendras, cacahuates y avellanas, también son excelentes fuentes de este nutriente.
Hortalizas y vegetales
Las hortalizas de hoja verde, como la espinaca y el brócoli, son otras fuentes clave de vitamina E. Se pueden consumir tanto crudos como cocidos y ofrecen otros beneficios nutricionales esenciales para la salud.
Combinaciones sinérgicas con otras vitaminas
La vitamina E tiene un efecto sinérgico cuando se combina con otras vitaminas, como la vitamina C. Se recomienda una combinación natural, como kiwi, fresas, almendras, semillas de girasol, espinacas, tomate y pimiento rojo en ensaladas para maximizar sus efectos beneficiosos.
Aunque los suplementos son una opción conveniente, es preferible obtener vitamina E a través de una dieta equilibrada y natural. Incorporar aceites vegetales, frutos secos y vegetales en las comidas diarias asegura una ingesta adecuada y saludable.