Sudamérica vive una etapa turbulenta. En apenas tres meses, las sacudidas incluyeron protestas masivas en Chile, Ecuador y Colombia, acusaciones de fraude y posterior golpe de Estado en Bolivia, cierre del Congreso en Perú y cambio de signo político en los gobiernos de Argentina y Uruguay. Esa vertiginosa sucesión de hechos modificó el tablero político en el sur del continente. Al norte, la situación es distinta. La ratificación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) por parte de Senado estadounidense el jueves pasado, le da certidumbre a los inversionistas en la región, que representa 28% del Producto Interno Bruto Global y 16% del comercio internacional. “Hay clara e inequívoca señal de certidumbre para los inversionistas de la región, particularmente los interesados en nuestro país”, dijo Francisco Cervantes, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales. No obstante, el gobierno mexicano ha dejado en claro que desea diversificar su comercio. Nuestro país no fue ajeno a los cambios políticos y económicos al sur del continente. El rol protagónico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para intentar descomprimir la crisis institucional en Bolivia fue muestra evidente de ello. ¿El mayor interés de México implicaría cambios en la históricamente débil relación comercial con sus vecinos del sur?
La respuesta tiene dos caras. Por un lado, podría incrementar el comercio con Argentina. Por el otro, el conflicto social en Chile y la disputa política en Perú postergarán la entrada de esas naciones al Tratado Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), lo que impedirá alcanzar sinergias para incrementar las exportaciones de la región a Asia. El Dato. 22% cayó el intercambio comercial entre México y Sudamérica en 2019, respecto al año anterior Adiós al eje comercial Después de que Estados Unidos abandonó el Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) en 2017, México, Canadá, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Chile, Perú, Vietnam, Brunei, Malasia y Singapur, reformularon ese convenio al ponerlo en marcha desde el 30 de diciembre de 2018 el CPTPP. El acuerdo prometía intensificar las relaciones comerciales de México con Chile y Perú, los otros dos países de la región integrantes del CPTPP. Sin embargo, tras el estallido social en Chile en octubre pasado, el ingreso de ese país al tratado quedó congelado. “Para el gobierno chileno, la aprobación del CPTPP no es prioridad frente al desafío de encarar la agenda social, por lo que el ingreso muy probablemente no se concretará en los próximos años”, dice Andrés Rebolledo, consultor y exdirector general de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, en Santiago. “Si bien la apertura comercial no ha estado a la cabeza de las protestas, la crítica es que un acuerdo de las características del CPTPP, con los compromisos que se deberían asumir en el capítulo de inversiones, dejaría a Chile amarrado para encarar cambios en los temas sociales”, señala el experto. Perú también ha postergado su ingreso al tratado ante los conflictos políticos en el país. El atraso en el ingreso de estos países al CPTPP tendrá consecuencias para México. Uno de los objetivos del acuerdo era que los tres países de la región se beneficiaran de las disposiciones que permiten la acumulación de origen. Esto es, que un país pueda usar insumos, productos y procesos originarios de otro socio como si fueran propios. Así, el establecimiento de alianzas entre organizaciones y empresas de los tres países latinoamericanos podría allanar el ingreso a mercados con prácticas y costumbres tan diferentes como Brunei, Malasia o Vietnam. También había posibilidad de abastecer a los mercados asiáticos en forma continua con algunos cultivos. El aguacate es el ejemplo claro. Mientras la temporada alta de la cosecha en Perú se da entre marzo y agosto, la de Chile ocurre entre julio y noviembre, y la de México va desde octubre hasta febrero. “El no ingreso de Chile y Perú al CPTPP representa una dificultad, aunque a través de la Alianza del Pacífico también pueden llevarse adelante proyectos en busca de los mercados asiáticos con procesos de producción conjuntos”, dice Rebolledo y añade: “El problema pasará más por una nueva caída del intercambio comercial, dado que Chile crecerá menos en 2020, y las importaciones desde México se encarecerán por la devaluación del peso chileno”. En los últimos años, la relación comercial entre Sudamérica y México ya había perdido mucha fuerza. Mientras el intercambio con los países del sur había alcanzado 29,023 millones de dólares (mdd) para 2013, en 2018 descendió a 27,143.9 mdd. La caída se aceleró el año pasado. En el periodo enero-octubre, el comercio con los vecinos del sur ascendió apenas a 21,235.5 mdd, 2.7% del intercambio total. En ese mismo período, las exportaciones mexicanas a Sudamérica sumaron 11,208.9 mdd, 2.9% del total de las ventas externas.
Argentina: una jugada de varias bandas Entre los cambios políticos ocurridos en Sudamérica, el único que promete jugar a favor para ampliar el pobre intercambio comercial con México es Argentina. Pocos días después de obtener la victoria en los comicios generales del 27 de octubre, Alberto Fernández eligió a Andrés Manuel López Obrador para mantener su primer encuentro internacional. Para Fernández, quien asumió la presidencia el 10 de diciembre en medio de una severa crisis económica, este primer movimiento no fue casual. Luego de que la administración de su antecesor, Mauricio Macri, priorizó una relación estrecha con EU y Brasil, Fernández busca conformar un eje regional •en el plano político• de características progresistas, junto a su homólogo mexicano. Si bien el presidente argentino no obtuvo una respuesta positiva de López Obrador, la afinidad entre los dos gobiernos puede ser clave para destrabar acuerdos pendientes en materia comercial. En marzo pasado se renovó por tres años el Acuerdo de Libre Comercio Automotor entre ambas naciones, pero todavía falta cerrar la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica No. 6 (ACE 6), el convenio que actualmente solo cubre 35% del universo total de bienes. “Si la buena sintonía que hay entre los gobiernos se traduce en una decisión para avanzar en materia de comercio, se podrían dar pasos en la ampliación del ACE 6 y activarse otros acuerdos que están frenados”, dice Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) en Buenos Aires. “Queda mucho por hacer: hay una sintonía política que todavía no ha sido encausada en contenido. El bajísimo volumen comercial entre México y Argentina •la segunda economía más grande de Sudamérica• es un reflejo de la fría relación de nuestro país con las naciones del sur. Entre enero y octubre de 2019 el comercio alcanzó 1,296 mdd, lo que implica que se mantiene un descenso sostenido desde los 3,133 mdd registrados en 2013. En la búsqueda de quebrar esa inercia, uno de los objetivos comerciales del mandatario argentino es recuperar exportaciones de carnes y granos, sobre todo del frijol (poroto) negro. “Es posible que Argentina aumente sus exportaciones agropecuarias a México; aunque, claro, México seguramente pedirá a cambio que se liberen los aranceles y cuotas para el ingreso de automóviles al mercado del país andino, y eso también dependerá de la relación entre Argentina y Brasil: sería una jugada de varias bandas; habrá que ver cómo evoluciona”, dice Marcelo Elizondo. En el marco de estos fuertes cambios en la región, México ejercerá la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños este año. “Es probable que desde allí impulse una mayor integración, pero eso no implicará un cambio profundo en el involucramiento de México con respecto a sus vecinos del sur, sino más bien algunos ajustes”, dice Alejandro Frenkel, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad de San Martín, en Buenos Aires.
De hecho, México tiene un pie en la puerta comercial con Sudamérica, pero no decide todavía cuánto más puede aprovechar esas relaciones económicas. Por ahora, tras haberse convertido en el principal socio comercial de EU en 2019 y con la ratificación de la semana pasada, parece que el foco estará, de nuevo, en los países del norte. ¿Debe importarle a México aprovechar más sus tan diversos acuerdos fuera de Norteamérica?, es una de las preguntas claves. Los sudamericanos creen que sí.