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Nacional

Inédito paro de mujeres enseña su músculo en la vida del país

La protesta femenil por la violencia de género madrugó en el Metro, columna de la capital del país, donde los usuarios –en su mayoría varones–, vivieron desde el amanecer un inédito día sin mujeres.

Ante la ausencia de taquilleras, los equipos tragamonedas se abarrotaron y los vagones ‘exclusivos’ parecieron perder utilidad al lucir, al igual que pasillos y escaleras, con menos gente de lo habitual.

El tránsito en las calles y avenidas disminuyó. Las profesionistas brillaron por su desaparición en oficinas; algunas simularon y pidieron a sus empleadas trabajar desde casa.

En oficinas de gobierno y partidos, el faltar fue opcional; las primeras, las que se envalentonaron, se la jugaron; las segundas la cumplieron.

En la solitaria Cámara de Diputados se organizó un foro de mujeres, aunque no acudió ninguna legisladora ni legislador. Edificios, pasillos y oficinas de todas las bancadas lucieron vacíos. Incluso, en la oficina de la presidenta de la Cámara lució un letrero: “Cerrado por paro”.

En los bancos sólo atendieron hombres. “Mis cinco compañeras no vinieron, se nos cargó la chamba”, comentó Alan, en la sucursal Copilco de BBVA. Otros más no abrieron.

Una cartulina blanca pintada a mano fue puesta en el único acceso de la escuela primaria pública 243 Mariano Azuela; se argumentó la falta de “condiciones necesarias” para el funcionamiento del plantel.

En la UNAM, las facultades lucieron semidesiertas. Cristian Pimentel, trabajador de la Facultad de Medicina, se refirió las alumnas y doctoras que no acudieron: “hay un ambiente triste, la verdad”.

En tiendas de autoservicio, la presencia de mujeres se vio en las cajas y en salchichonería, pero –aseguran– su asistencia fue decisión propia. Los centros comerciales se convirtieron en un refugio para algunas. Blusas y pañoletas moradas desfilaron por los pasillos, madres e hijas aprovecharon el día, y algunas tiendas simplemente bajaron cortinas.

En la informalidad el paro no existió. Ahí se vive al día, “si no trabajas, no ganas”, lamentó Teresa, vendedora de jugos del mercado Cuauhtémoc. “Ayer fue su día, hoy ya no, eso las hace más flojas”, confesó.

La ausencia de las mujeres también se vio en 5 de Mayo, donde despintar grafitis, tallar puertas o levantar cristales rotos fueron las tareas designadas para los varones, tras la marcha del domingo.

En el Zócalo, las protestas continuaron, no más de 300 mujeres, todas integrantes de organizaciones campesinas, y marcharon en contra de la violencia y colocaron tacones rojos frente a Palacio Nacional.

Adentro, en la oficina del Presidente, no se notó la diferencia, las bajas fueron mínimas y las custodios fueron sustituidas por varones.

Para Andrés Manuel López Obrador fue un día normal. La agenda no cambió, no se suspendieron reuniones y en su conferencia no hubo un enérgico reclamo ni una reflexión.

Según analistas de Citibanamex, el impacto económico por el paro de las mujeres alcanzaría 43.5 mil millones de pesos; para BBVA, 34 mil millones.

Para la historia, el 9 de marzo de 2020 sorprendió por la ausencia de las mujeres. Escenas así se vivieron ayer en todo el país. La cotidianidad fue trastocada por la ausencia de millones. En las esquinas, el tema acaparó las conversaciones: “Sin mujeres (otro día más) no por favor”, el comentario recurrente.

 

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