La recaptura de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, durante el día de ayer en Culiacán, Sinaloa, dejó una ola de violencia y más dudas que certezas.
La primera de ellas es si el líder criminal, quien ya pasó su primera noche en el Penal del Altiplano, enfrentará a la justicia o si gracias al despliegue de fuerza y violencia de sus compañeros del Cártel de Sinaloa o por fallas en el debido proceso volverá a ser liberado.
También queda la duda de cuáles fueron las motivaciones de las autoridades mexicanas para ir tras él, pues se despiertan las suspicacias de que todo se trató de un regalo para el Gobierno de Estados Unidos a cuatro días de la visita del presidente Joe Biden a nuestro país.
De acuerdo con especialistas en seguridad nacional, inteligencia y relación bilateral México-Estados Unidos para resolver estas dudas, se analizó la recaptura de Ovidio Guzmán y dan conocer cuáles serán las implicaciones.
En lo que los expertos coinciden, es que en este 2023 que inició con un motín y fuga del Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso) número 3 de Ciudad Juárez, Chihuahua, y que continuó con un segundo episodio del “Culiacanazo”, seguiremos padeciendo la violencia generada por el combate frontal entre autoridades y grupos del crimen organizado.
Esta escalada en la violencia se debe principalmente a que después de “descabezar” a los grupos criminales (Estrategia Kingpin), las autoridades no realizan trabajo de campo para terminar de debilitarlos, contener el fuego de la disputas internas y proteger a la población.
Estrategia contraproducente
Para el especialista en seguridad y exdirector general adjunto de seguridad nacional de la Presidencia de la República, Manuel Balcázar, la detención de Ovidio Guzmán pudo derivarse de un amague del Gobierno estadounidense de incluir a los organizaciones criminales mexicanas en la lista de organizaciones territoriales del Departamento de Estado, sin embargo, la estrategia de “descabezar” a estos grupos puede ser contraproducente en el mediano y largo plazo.
“Si decapitas una organización de este tipo salen tres o cuatro cabezas más, ese es el desafío que tienen las autoridades gubernamentales.
“Puede ser exitoso en el muy corto plazo, pero si no va acompañada de una política en tierra con autoridades locales que ayuden con inteligencia a prevenir la gestación de nuevos grupos o disputas entre las mismas organizaciones por asumir el liderazgo, entonces no será exitosa y eso es algo de lo que adolecieron las administraciones anteriores”, apunta.
El mayor beneficio que ve en la recaptura de Ovidio es el mensaje que manda el Estado mexicano a los demás líderes del crimen organizado de que nadie está exento y van por ellos.
“La política de abrazos no se estaba traduciendo en más abrazos, al contrario, el nivel de violencia ya estaba comenzando a golpear a las instituciones del Estado. La respuesta me parece muy contundente, fue como dar un manotazo y buscar poner orden.
“Pero si esto no va acompañado de estrategias intermedias para contención de la disputa criminal puede ser contraproducente”.
El experto en la materia asegura que en las próximas semanas estaremos viendo nuevos brotes de violencia en distintos puntos, especialmente en donde los líderes estén buscando saber de dónde vino una posible filtración, quiénes estuvieron detrás de esa posible traición.
Reconfiguración de los grupos criminales
Por su parte, Juan Manuel Aguilar Antonio, especialista en seguridad nacional e investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), opina que a pesar de la violencia y de la disputa por rutas que podría generarse tras la captura de Ovidio Guzmán, la ‘pax narca’ continuará en Sinaloa.
“No va a haber un intento de penetración del Cártel Jalisco Nueva Generación al estado de Sinaloa, eso es impensable, pero sí va a haber un golpe a la estructura de ‘Los Chapitos’ y podría haber un golpe en las políticas del crimen organizado del Triángulo Dorado (Sonora, Sinaloa y Durango).
“Es decir, nuevos acuerdos con los grupos locales que controlan los distintos puntos territoriales y los cruces carreteros que van hacia la frontera para la movilización de droga. Eso podría ser aprovechado por el Cártel Jalisco Nueva Generación en un intento de expansión o de negociar con estos grupos criminales para expandir su influencia por otros caminos”, señala.
El especialista además explica que él no considera que vaya a haber un aumento de los enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y las Fuerzas Armadas, ya que el líder del grupo delictivo, “El Mayo” Zambada, es una persona conciliadora que no busca enfrentamientos sangrientos, a diferencia de “El Mencho” del CJNG.
Finalmente, Aguilar Antonio, comenta que si bien ve una madurez en los operativos para detener a grupos criminales por parte de las dependencia de seguridad y Fuerzas Armadas mexicanas, aún tienen mucho trabajo qué hacer.
“Siguen fallando en estos operativos en los que es necesaria la aplicación del uso de la fuerza post intervención. La estrategia la veo un poco más estructurada, pero el hecho de que haya bloqueos y violencia deja ver que posterior a la captura del capo, el crimen organizado va a seguir utilizando esas estrategias de intimidación para tratar de conseguir su liberación”, concluye.