Tlaxcala, Tlax.- La Iglesia, a través de sus parroquias en los municipios, debe desempeñar un papel crucial como espacio de prevención y rescate de jóvenes y niños atrapados por las drogas, el alcohol y la violencia, afirmó el padre Ranulfo Rojas Bretón. En su mensaje, hizo un llamado a ofrecer esperanza a la ciudadanía, especialmente a quienes enfrentan estos graves problemas sociales.
El Problema Actual: Jóvenes Atrapados por las Tentaciones
El sacerdote destacó que uno de los grandes problemas que enfrentamos actualmente es que jóvenes y niños se sienten atrapados por las tentaciones de las drogas, el alcohol y la violencia. Para muchos, estas sustancias se han convertido en una vía de escape y una falsa seguridad ante un entorno hostil en sus hogares.
La Iglesia como Espacio de Esperanza: Pastoral Juvenil y Catequesis Vivencial
Ante esta situación, el padre Rojas enfatizó la importancia de fortalecer la pastoral juvenil, la pastoral de monaguillos y la catequesis vivencial. Estas iniciativas deben convertirse en espacios donde los jóvenes puedan vivir experiencias significativas, alejándolos de la tentación de las drogas y brindándoles una alternativa positiva para sus vidas.
Iniciativas en Chiautempan: Espacios de Encuentro y Prevención
En Chiautempan, se han creado diversos espacios, como música, talleres y grupos de reunión, para abordar y prevenir estos problemas sociales. Estos lugares buscan transformar a la Iglesia en un espacio de encuentro que ofrezca apoyo a quienes lo necesiten y ayude a evitar el consumo de sustancias.
Además, en Chiautempan, existen importantes grupos como los alabarderos, los grupos de Semana Santa, y organizaciones como Nosotros por Tradición, Jeshua, Proyección Juvenil, entre otros, que reúnen a cientos de jóvenes. Estas hermandades, que incluyen a más de 1,500 jóvenes en algunas de ellas, también actúan como barreras contra la violencia y las drogas.
Llamado a la Acción: Las Parroquias Deben Ser Líderes en la Prevención
El padre Ranulfo hizo un llamado a las parroquias de los 60 municipios del estado para que inviertan más tiempo, esfuerzo y recursos en ser espacios de encuentro social. El objetivo es alejar a los niños y jóvenes de los problemas de las drogas, el alcohol y la violencia, transformando cada parroquia en un faro de esperanza para las futuras generaciones.
Con este esfuerzo, la Iglesia puede convertirse en una poderosa herramienta de cambio social, promoviendo una comunidad más sana y solidaria.