La tensión entre Estados Unidos y Venezuela volvió a subir de tono luego de que el gobierno estadounidense designara al Cártel de los Soles como una organización terrorista, apuntando directamente a Nicolás Maduro como supuesto líder.
Obviamente, el gobierno venezolano no tardó ni un segundo en responder y calificó todo como una “ridícula patraña”, acusando a Washington de querer fabricar un pretexto para intervenir.
Según el Departamento del Tesoro, este grupo juega un papel clave en la importación de drogas ilegales a Estados Unidos, y la medida llega justo cuando la administración estadounidense presiona fuertemente a Caracas, incluido un despliegue militar masivo en el Caribe que ya levantó cejas en toda la región. Mientras tanto, Venezuela insiste en que todo forma parte de un plan para buscar un cambio de régimen y controlar sus enormes reservas petroleras.
Venezuela acusa intento de intervención
Desde Caracas, el canciller Yván Gil publicó un comunicado donde rechaza “de manera categórica” lo dicho por Washington. Para el gobierno venezolano, la existencia del Cártel de los Soles en esos términos es una invención, una estrategia ya conocida para intentar legitimar acciones “ilegítimas e ilegales” contra el país. En pocas palabras: aseguran que este nuevo episodio no es más que otra maniobra que, al igual que las anteriores, terminará fracasando.
La discusión no se queda ahí. Expertos en sanciones han señalado que, aunque la designación es seria, no autoriza directamente una intervención militar. Aun así, sigue encendiendo alertas sobre un posible uso político del término “terrorista” para endurecer medidas contra Maduro y su círculo.
Relaciones tensas, recompensas millonarias y voces encontradas
Este no es el primer movimiento fuerte. En julio, Estados Unidos ya había señalado al Cártel de los Soles por su presunto apoyo al Tren de Aragua y al Cártel de Sinaloa, catalogándolos como organizaciones terroristas extranjeras. Poco después, Washington duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve al arresto de Maduro, dejando claro que la presión no solo es mediática: también es monetaria.
Sin embargo, no todos coinciden con las acusaciones. La organización InSight Crime advirtió que es una “simplificación excesiva” decir que Maduro lidera un cártel, sugiriendo que se trata más bien de un sistema de corrupción donde actores militares y políticos se benefician del narcotráfico, pero sin una estructura tan definida como se plantea en Estados Unidos.
Aun con todo este caos, hay un rayo de posible diálogo: mientras Trump afirma que la designación le permitirá golpear activos e infraestructura de Maduro, también dice estar abierto a conversaciones. Y del otro lado, Maduro asegura que está dispuesto a un cara a cara para resolver diferencias por la vía diplomática.
La tensión está encendida… pero la puerta al diálogo, al menos en discurso, sigue entreabierta.