El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció ayer un sistema con el que su país recibirá cada mes hasta 30 mil migrantes procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, pero endurecerá las restricciones en su frontera sur.
“Hasta 30 mil personas al mes de estos cuatro países, que tengan un patrocinador que reúna los requisitos y superen las investigaciones de antecedentes, podrán venir a Estados Unidos por un periodo de dos años con autorización para trabajar”, detalló una hoja informativa de la Casa Blanca.
Sin embargo, el plan prevé “nuevas consecuencias” para quien no utilice la vía autorizada. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia quieren evitar la saturación de la frontera, los cruces sin documentos y que traficantes de personas se aprovechen de los migrantes de los cuales de acuerdo con el informe, han sido detenidos unos 7 mil 300 desde abril pasado.
Asimismo, Estados Unidos acogerá hasta 20 mil refugiados de países de América Latina y el Caribe durante 2023 y 2024. México aceptará cada mes hasta 30 mil migrantes expulsados de esas nacionalidades que sean rechazados, destacó una hoja informativa.
Además, Washington dará 23 millones de dólares en ayuda adicional a México y Centroamérica para responder a las necesidades humanitarias de los migrantes en los respectivos territorios que crucen e incrementará los recursos y esfuerzos para desarticular las redes de tráfico de personas.
También aumentará el número de funcionarios para atención de solicitudes de asilo y jueces de inmigración para revisar los casos en la frontera y reducir tiempos de tramitación y respuesta.
Para difundir las nuevas condiciones y contrarrestar la desinformación que pudieran generar traficantes de personas, habrá campañas en radio, medios digitales y otros con el fin de llegar a “más de 85 millones de posibles migrantes”.
Acompañado de la vicepresidenta Kamala Harris, Biden confirmó que visitará este domingo, por primera vez durante su mandato, la frontera sur de Estados Unidos, concretamente El Paso, Texas, para evaluar las operaciones de control, además de reunirse con funcionarios locales y líderes comunitarios. Aseguró que “reforzar” este punto geográfico será un tema central en la reunión de la próxima semana con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario recordó que una de sus promesas de campaña fue crear un sistema de migración seguro, y comentó: “Los republicanos más extremos continúan con su demagogia en este tema, y rechazan cualquier solución. No me queda otra opción que hacer todo lo posible para tratar de cambiar esta atmósfera”.
Agregó que el nuevo sistema es “ordenado, humanitario y funcional”. Washington lanzará un portal de citas para que migrantes programen una inspección, en lugar de acudir directamente a un punto de entrada a esperar. Personas que reúnan los requisitos para la vía legal deben presentar una solicitud en sus países de origen y llegar vía aérea, una medida destinada a rebajar la presión sobre los abrumados guardias fronterizos y reducir los peligrosos viajes por tierra mediante rutas controladas por traficantes de personas.
Un sistema similar ya se aplica para recibir a refugiados venezolanos; el nuevo programa es una ampliación para nacionales de Nicaragua, Haití y Cuba.
Las autoridades bloquean la entrada y expulsan de inmediato a casi todos los migrantes sin visa, invocando una norma sanitaria, conocida como Título 42, que ha frenado a millones de personas desde 2020 como parte de los protocolos anticovid activados por el predecesor, el republicano Donald Trump.