Usuarios de redes sociales reportaron el viernes una oleada de casos de COVID-19 en escuelas y empresas en toda China luego de que el gobernante Partido Comunista aliviara las restricciones contra el virus en un intento por revertir una recesión económica cada vez más profunda.
Los datos oficiales mostraron un descenso en los nuevos positivos, pero ya no cubren a gran parte de la población desde que el régimen pusiera fin el miércoles a las pruebas de detección del virus obligatorias para muchos. Esta medida formó parte de los drásticos cambios que buscan abandonar gradualmente la estricta política “cero COVID”, que ha confinado a millones de personas en sus casas y provocó protestas y pedidos para la renuncia del presidente, Xi Jinping.
Internautas de Beijing y de otras ciudades publicaron que compañeros de trabajo o de escuela estaban enfermos y que algunos negocios cerraron por falta de personal. No estaba claro, en base a esos reportes, muchos de los cuales no pudieron ser verificados de forma independiente, cuánto por encima del dato oficial podría estar la cifra real de casos.
“Estoy realmente sin palabras. La mitad de la gente de la empresa está enferma, pero no nos dejan quedarnos en casa”, afirmó una publicación firmada por Tunnel Mouth en la popular plataforma Sina Weibo. El usuario no dio su nombre y no respondió a las preguntas enviadas a través de la plataforma, que decía que estaba en Beijing.
Los reportes recuerdan a la situación en Estados Unidos, Europa y en otras economías, que han combatido distintos brotes mientras trataban de recuperar la actividad empresarial. Pero son un cambio impactante en China, donde el plan “cero COVID”, que pretende aislar todos los positivos, alteró la vida cotidiana y deprimió la actividad económica, aunque mantuvo los niveles de contagio bajos.
El régimen de Xi comenzó a suavizar las medidas el 11 de noviembre, tras prometer que reduciría su costo y los trastornos que causaban. Las importaciones se desplomaron un 10,9% con respecto al año pasado en noviembre, en un indicio de la debilidad de la demanda. La venta de autos se contrajo un 26,5% en octubre.
“Relajar los controles contra el COVID dará lugar a brotes más grandes”, apuntaron Neil Thomas y Laura Gloudeman, del Grupo Eurasia, en un reporte. “Pero es poco probable que Beijing vuelva a recurrir a los confinamientos generales prolongados que hundieron la economía a principios de año”.
Los cambios sugieren que el partido gobernante está suavizando su objetivo de impedir la transmisión del virus, que era la base de su estricto protocolo, pero los funcionarios afirman que la estrategia sigue vigente.
Según expertos en salud pública y economistas, las restricciones podrían mantenerse en vigor hasta al menos mediados de 2023. Millones de ancianos tendrán que vacunarse, lo que llevará meses, y habrá que reforzar los hospitales de cara al repunte de los contagios, agregaron. Las autoridades anunciaron una campaña de vacunación la semana pasada.
El régimen chino reportó el viernes 16.797 casos nuevos, de los cuales 13.160 eran asintomáticos. El dato supone una reducción de una quinta parte con respecto al día anterior, y es menos de la mitad del pico diario de la semana pasada, que superó los 40.000 casos.
Los cambios siguen a las protestas que estallaron el 25 de noviembre en Shanghái, Beijing y otras ciudades por el costo humano de la política gubernamental.
No está claro si alguno de los cambios fue una respuesta a las movilizaciones, que pararon tras la represión de las fuerzas de seguridad.