Tlaxcala, Tlax.- La capital de Tlaxcala enfrenta una serie de problemáticas cotidianas que el gobierno municipal, encabezado por Alfonso Sánchez Anaya, no ha logrado atender. Temas como la presencia de perros callejeros, el deterioro del pavimento, la acumulación de basura y la creciente inseguridad, siguen sin respuesta, afectando directamente la calidad de vida de sus habitantes.
Perros callejeros: un reflejo del descuido urbano
Es común observar a perros callejeros en el zócalo capitalino y en lugares como El Pocito, en la calzada a la Basílica de Ocotlán. Estos animales han convertido estas zonas en su hogar, donde transitan, duermen y son alimentados a diario por los vecinos. Lo que debería ser un problema de fácil resolución, parece no estar en la agenda del alcalde.
Baches y calles en mal estado: una constante
Al recorrer Tlaxcala, los ciudadanos notan el grave deterioro del encarpetado asfáltico. Lugares como La Ribereña, el Puente Rojo, la zona de artesanías, así como colonias como La Loma Xicohténcatl, Manantiales y Tlacomulco, presentan calles llenas de baches y abandono. La falta de mantenimiento es evidente y la población lo resiente día con día.
Inseguridad en aumento
La inseguridad es otro de los temas críticos. Se reportan constantemente robos de vehículos, asaltos a casa-habitación, negocios y transeúntes, además de casos de extorsión. La ciudadanía vive con temor, mientras las acciones preventivas por parte del gobierno municipal son casi inexistentes.
Basura y escombros invaden las calles
La basura se acumula en parques, calles y espacios públicos. En zonas como el Parque de San Nicolás, El Pocito y La Ribereña, se observan no solo residuos esparcidos por el viento o por los perros, sino también escombros, ladrillos y materiales de construcción abandonados. Esta situación no solo afecta la imagen urbana, sino también la salud pública.
Una administración rebasada por los problemas
Pese a la difusión de notas pagadas y la promoción de supuestos logros, la realidad en Tlaxcala es distinta. Los problemas se agravan y la gestión de Alfonso Sánchez Anaya demuestra una incapacidad sistemática para dar respuestas efectivas a las demandas ciudadanas.
Los habitantes exigen soluciones reales, no discursos. La capital de Tlaxcala merece un gobierno que enfrente los retos y trabaje por el bienestar colectivo.
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