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Puebla

Choque en arrancones de Puebla deja muerte cerebral y una lucha por sobrevivir

Lo que comenzó como una carrera clandestina terminó convirtiéndose en una historia que hoy Puebla lamenta. Paulina Torres, estudiante de ingeniería de la Ibero, permanece hospitalizada y con diagnóstico de muerte cerebral, luego de ser la única sobreviviente del choque ocurrido en la vía Atlixcáyotl. Su novio, Emilio, y su amigo Rubén, murieron por el impacto.


El accidente, involucrando un Porsche que terminó estrellado contra un poste de la CFE, dejó no solo daños materiales, sino un vacío emocional inmenso en las familias de los jóvenes. Desde la madrugada del 22 de noviembre todo cambió, y aunque Paulina fue trasladada de emergencia al Hospital Ángeles, ahora está conectada a soporte vital mientras sus seres queridos enfrentan decisiones que nadie querría tomar.

Testimonios, dolor y una carrera contra el tiempo

Versiones de testigos indican que el auto en el que viajaban los jóvenes competía contra otros vehículos, uno de ellos un Lamborghini, cuyos conductores presuntamente huyeron. En el lugar falleció José Vázquez, y Rubén perdió la vida horas después; Paulina quedó gravemente lesionada con traumatismo craneoencefálico severo.
La familia no se rinde. Lanzaron una recaudación de fondos en GoFundMe, que hasta ahora ha reunido más de 176 mil pesos de 83 donaciones, aunque la meta es llegar a 500 mil. Los gastos médicos ya superaron el millón y cada hora pesa. En su mensaje, quienes organizan la colecta describen a Paulina como una joven noble, dedicada, trabajadora, con una vida apenas comenzando.

Debate y consecuencias: ¿regular para evitar más tragedias?

El impacto de este caso ha abierto discusión pública. El Gobierno de Puebla planteó legalizar arrancones bajo medidas de seguridad en el Autódromo de Amozoc, como alternativa para frenar las carreras clandestinas y convertirlas incluso en atractivo turístico. Al mismo tiempo se llamó a municipios vecinos a reforzar operativos viales para evitar que historias como esta se repitan.
Hoy el motor que corre no es el de los autos, sino el de la esperanza. Una familia, cientos de personas donando y una ciudad mirando de cerca el futuro de una joven que lucha entre la vida y el adiós. Mientras tanto, el caso deja una pregunta que incomoda: ¿cuánta velocidad vale una vida?