Robert F. Kennedy Jr. defiende su gestión sanitaria ante el brote de sarampión en EE.UU. y compara cifras con México, Canadá y Europa durante audiencia en el Congreso.
El secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy JR,. defendió la respuesta de su administración frente al resurgimiento del sarampión en el país, durante su primera comparecencia ante la Cámara de Representantes el pasado 14 de mayo.
Kennedy Jr, restó importancia al aumento de casos, argumentando que la situación en EE.UU. es menos crítica que en otros países. “Contamos con unos 1,100 casos activos, mientras que México, con un tercio de nuestra población, ha registrado 300 casos solo la semana pasada”, explicó. Además, recalcó que Canadá ha alcanzado los 1,500 casos y que Europa Occidental reporta más de 6,000 contagios.
Las cifras fueron presentadas como evidencia de que Estados Unidos mantiene un nivel “aceptable” de control, pese a los recortes en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y otras agencias de salud impulsados por la administración de Donald Trump.
Frente a cuestionamientos sobre su postura histórica contra las vacunas, Kennedy Jr. fue ambiguo. “Mis opiniones sobre las vacunas son irrelevantes. No creo que nadie deba seguir mis consejos médicos”, señaló, evitando una posición clara sobre la inmunización, mientras se le relaciona desde hace años con el movimiento antivacunas.
El brote actual representa el más grave desde que el sarampión fue declarado erradicado en EE.UU. en el año 2000. Solo en 2025, se han reportado brotes en 31 estados, con al menos tres muertes confirmadas —dos de ellas, niños no vacunados en Texas. El 93% de los casos están ligados a contagios en comunidades cerradas, según datos de los CDC.
Además, la gestión de Kennedy Jr. ha sido blanco de críticas tras la renuncia del Dr. Peter Marks, jefe de vacunas de la FDA, quien acusó al secretario de tener una postura peligrosa e irresponsable ante la crisis sanitaria.
En lugar de reforzar campañas de vacunación, Kennedy ha promovido tratamientos alternativos como el uso de vitamina A y aceite de hígado de bacalao, lo que ha generado inquietud entre los profesionales de salud.