Un estudio pionero publicado en la revista Human–Wildlife Interactions ha revelado que el 96 % de las mordeduras de caimán registradas en EE. UU. ocurrieron tras conductas humanas riesgosas, no por agresión espontánea de los reptiles.
Investigadores de la University of Florida y Centre College (Kentucky) desarrollaron un sistema para clasificar las acciones humanas inmediatamente previas a los encuentros con caimanes, concluyendo que estos incidentes son prevenibles y no aleatorios.
“No deberíamos llamar a estos encuentros ‘ataques’”, enfatizó Mark Teshera, autor principal del estudio.
El riesgo aumenta durante la temporada de apareamiento
El informe se publica justo cuando los caimanes muestran mayor actividad: de abril a junio, por su temporada de apareamiento. En esta época, los reptiles se vuelven más territoriales y móviles, lo que exige una mayor conciencia por parte de las personas que viven o visitan zonas donde habitan.
Caiman junto a un canal. Foto de Tyler Jones UFIFAS.
Conductas humanas bajo la lupa: los niveles de riesgo
El equipo analizó casi tres siglos de registros históricos (1734 a 2021), basados en la base de datos CrocBITE (hoy CrocAttack.org), junto con bibliografía, búsquedas en internet y contacto con agencias de vida silvestre. Clasificaron cada caso según la conducta humana previa:
- Riesgo nulo o bajo: Caminar cerca del agua o estar en tierra firme (mínimos incidentes).
- Riesgo moderado: Nadar o vadear en zonas con caimanes (mayoría de mordeduras no fatales).
- Riesgo alto: Entrar deliberadamente en cuerpos de agua habitados (más incidentes fatales).
Caiman americano en el agua. Foto de UFIFAS.
Educar salva vidas humanas… y también caimanes
El estudio destaca que una mejor educación pública y campañas informativas más creativas pueden reducir estos encuentros peligrosos. Frank Mazzotti, coautor y ecólogo en la UF/IFAS, señaló que pasear mascotas cerca del agua o nadar en zonas con caimanes son decisiones que pueden evitarse con información adecuada.
Además, la falta de prevención no solo pone en riesgo a las personas: muchos caimanes son sacrificados tras una mordedura provocada por comportamiento humano imprudente.
“Estamos entrando al hábitat de un gran depredador, como sucede con osos o tiburones. Debemos actuar con responsabilidad”, reiteró Teshera.
Personas preparndose para salir en kayak en un lago de Florida con un letrero de advertencia. UFIFAS.
Conclusión: atención al entorno y respeto a la fauna
Los científicos hacen un llamado urgente a asumir la responsabilidad de nuestras acciones al interactuar con la vida silvestre. Reducir las mordeduras implica estar atentos al entorno, tomar decisiones informadas y minimizar comportamientos de riesgo.
Este estudio marca un antes y un después en la forma en que comprendemos los encuentros entre humanos y caimanes: no como ataques impredecibles, sino como situaciones prevenibles derivadas de nuestras propias acciones.
Letrero de seguridad sobre caimanes en una cerca. Foto de Tyler Jones UFIFAS.