Tlaxcala, Tlax.- A más de un mes de implementarse la ley que prohíbe la venta de comida chatarra en escuelas de Tlaxcala, autoridades enfrentan un desafío cultural: transformar los hábitos alimenticios desde casa hasta las cooperativas escolares.
Padres, aliados clave en el cambio
El secretario de Educación Pública del Estado, Homero Meneses Hernández, explicó que el reto va más allá de la prohibición: requiere la conciencia y colaboración de las familias.
“Les pedimos a los padres que nos apoyen, porque cuando prohibimos en la escuela, en casa a veces se fomenta el consumo de refrescos y ultraprocesados”, puntualizó.
Aunque el consumo en el hogar no está restringido, se busca generar una cultura de reflexión y responsabilidad alimentaria que inicie en las aulas y se extienda a los hogares.
Cooperativas escolares enfrentan transformación
El funcionario señaló que modificar el funcionamiento de las cooperativas escolares ha sido complejo, debido a que durante décadas han trabajado con productos empaquetados de fácil venta.
Ahora, se promueve la preparación de alimentos saludables como gelatinas, flanes, taquitos y dobladitas de frijoles. Aunque esto implica más esfuerzo, representa una oportunidad de mayor ganancia para los responsables de las cooperativas.
Etiquetado frontal: una herramienta clave
Desde 2020, México implementó el etiquetado frontal de advertencia que informa sobre calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcares y sodio en alimentos procesados.
Este sistema ha sido fundamental para educar a las familias sobre los riesgos del consumo excesivo de estos productos.
Mejoras en el programa de desayunos escolares
Para fortalecer esta estrategia, el gobierno estatal, a través de la SEPE y el DIF, proyecta reemplazar los desayunos fríos por desayunos calientes en más escuelas.
Durante este año se realizarán 400 acciones con una meta de llegar a 900 escuelas beneficiadas antes de finalizar el ciclo.
Acciones preventivas, no punitivas
Meneses Hernández destacó que cuando se detecta que un alumno lleva comida chatarra, no se castiga ni se le retira el alimento, pero sí se le invita a reflexionar y a dialogar con sus padres sobre su salud.